16/4/10

4. Las “familias” del régimen

El dictador se rodeo de una serie de grupos de poder, denominados “familias a falta de una mejor denominación, entre los que procuró mantener siempre un equilibrio y cuya influencia efectiva se medía por el número de representantes que mantuvieron en los sucesivos gobiernos de Franco:
  • El Ejército fue siempre la columna vertebral del régimen, protagonista indiscutible del alzamiento y del triunfo en la guerra. Sus altos mandos estuvieron siempre presentes en los gobiernos y ocuparon las carteras relacionadas con la defensa del Estado. Como encargado de velar por el orden franquista, el Ejército ejerció jurisdicción sobre los delitos de opinión, siendo militares los tribunales que juzgaban los delitos políticos. Los valores militares y la simbología castrense tuvieron un papel destacado en todas las manifestaciones del régimen (desfiles, uniformes, actos de exaltación a la bandera, etc.)
  • La Iglesia católica se identificó plenamente con Franco, al que concedió el inaudito privilegio de entrar bajo palio en los recintos sagrados. Su dominio sobre la sociedad fue total; la enseñanza religiosa pasó a ser obligatoria en todos los niveles, incluida la universidad, y su moral se impuso incluso en el ámbito privado. Se mantenía de los presupuestos del Estado, que no permitía ningún otro culto, y proporcionó cuadros dirigentes a través de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) y, posteriormente, del Opus Dei, organización ultraconservadora a la que pertenecían los tecnócratas que dirigieron la apertura al exterior desde los años 60. Los prelados formaban parte de las Cortes franquistas y estaban presentes en los actos oficiales, inauguraciones, etc., bendiciendo con su presencia dichos actos. En definitiva, el franquismo se apoyó en el nacional catolicismo cuando, terminada la II Guerra Mundial, tuvo que evitar la vinculación con el fascismo.
  • Falange proporcionó al régimen su ideología y sus símbolos, además de las organizaciones que permitían encuadrar a toda la sociedad: los jóvenes en el Frente de Juventudes, las mujeres en la Sección Femenina, etc. En los años 40 fue el principal grupo de poder, con el cuñado de Franco, R. Serrano Súñer, al frente, pero tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial, su influencia fue decayendo, y su organización, bajo el férreo control del Caudillo, fue utilizada convenientemente por éste en su provecho.
Los monárquicos, que apoyaron inicialmente a Franco, se distanciaron a medida que el franquismo se consolidaba como régimen, sin dar paso a la restauración monárquica que ellos esperaban. La Ley de Sucesión de 1947 que permitía a Franco nombrar sucesor los alejó definitivamente del régimen al verse postergados los derechos de D. Juan de Borbón.
Por lo que respecta a los apoyos sociales, además de los encuadrados en las familias citadas, respaldaron al régimen, ya desde el propio alzamiento y la guerra civil, los grandes propietarios agrícolas, industriales y banqueros, quienes recuperaron su hegemonía económica, social y política. A este núcleo se fueron sumando las clases medias rurales y la pequeña burguesía urbana. Surgió, además, una clase de nuevos ricos cuya fortuna procedía del estraperlo en el mercado negro, y por tanto su propia existencia sólo era posible por la corrupción permitida por el régimen. Por otra parte, la fuerte represión y las duras condiciones de vida impedían cualquier contestación de la clase obrera, y el régimen consiguió que el “apoliticismo” se extendiera entre la mayor parte de la población.

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