27/10/08

Manifiesto de los persas. Análisis

El documento corresponde a una carta enviada a Fernando VII por un grupo de diputados partidarios del absolutismo con el objetivo de empujar a éste a anular la Constitución de 1812 y la restante obra gaditana. El nombre procede de la alusión a la monarquía persa que contiene el texto y fue empleado despectivamente por los liberales para referirse a los absolutistas, de los que se decía jocosamente que se “fueran a Persia si tanto les gustaba”.

El texto está fechado en abril de 1814, cuando Fernando VII, procedente de Francia (ha llegado en marzo) recorre la Península, aclamado por el pueblo que, al grito de "¡vivan las cadenas!", lo recibe entusiasta, viendo en él la solución a todos sus males. Por si tenía alguna duda, en Valencia recibe este texto, que le muestra el apoyo de los sectores absolutistas de las propias Cortes, al que se suma el del general Elío, que le ofrece apoyo militar para acabar con los liberales. No sería necesario, la vuelta al absolutismo mediante el Decreto del 4 de mayo se hizo sin resistencia ni derramamiento de sangre.

ideas principales El documento, dirigido a A Fernando VII, que ha regresado a España en marzo, después de que el Tratado de Valençay le restituya el trono, busca convencer al monarca de que cuenta con respaldo para restaurar el absolutismo. Sus autores son un grupo de 69 diputados de las Cortes, defensores del absolutismo (suponían un tercio del total aproximadamente) y que argumentan para defender su petición de vuelta al Antiguo Régimen:

  • Consideran nulas las disposiciones de las Cortes de Cádiz por pretender sustituir la tradición legislativa española ("antigua constitución española")


  • Mencionan una supuesta tradición persa (infundada) según la cual los días de anarquía tras la muerte del monarca predisponen a los súbditos a una mayor fidelidad


  • Así, la obra de Cádiz ha supuesto "seis años de revolución", aunque ésta no era necesaria para que los españoles sean fieles a Fernando VII


  • Las Cortes de Cádiz, inspirada en la Revolución Francesa y el pensamiento político liberal ("máximas abstractas") han pretendido acabar con las leyes españolas. Según este símil, los liberales son unos revolucionarios que cambian la tradición por las ideas de los odiados franceses.


  • Dichos liberales han pretendido acabar con la sociedad estamental, representada en las Cortes tradicionales y, en su lugar, han convocado una Cortes unicamerales.


  • Explican después los fundamentos de la monarquía absoluta: el poder por designación divina ("subordinada a a ley divina"); su finalidad: el bien común y el mantenimiento del orden; su origen: la sumisión voluntaria de los pueblos o la conquista; y su racionalidad (por tanto, es irracional y poco inteligente rechazar el absolutismo, además, "los más sabios la han preferido").


  • Finalmente, piden al monarca la nulidad de la Constitución de 1812, que no es legítima por no haber sido firmada por el rey ni haber sido elaborada por unas Cortes legítimas)


  • Como conclusión, según el texto la obra de las Cortes de Cádiz ha supuesto la anarquía propia de la revolución (de ahí la comparación con los persas), mientras que la monarquía absoluta representa el orden y la razón.

    Los antecedentes de los hechos relatados se encuentran en los inicios del liberalismo en España con las Cortes de Cádiz. La obra de los legisladores reunidos en Cádiz iba encaminada a acabar con el Antiguo Régimen, dotando al país de una Constitución que recogía los principios del liberalismo político (Soberanía Nacional, separación de poderes, libertad política e igualdad de todos los ciudadanos) y un conjunto de Decretos que suprimían la organización social (fin de los estamentos, del señorío, etc.), económica (libertad económica con la disolución de los gremios), incluso ideológica (supresión de la Inquisición) del régimen anterior.
    Como se ha adelantado, el monarca, contando con el apoyo generalizado de la población y de los sectores privilegiados, restaura el absolutismo. No obstante, su reinado se caracterizó por los enfrentamientos entre absolutismo y liberalismo y, tras su muerte, el A.R. llegó a su fin.